1. El deseo de participar en la Santa Misa y, en general, de recibir los sacramentos en una señal inequívoca de una conciencia bien formada y de una vida cristiana bien planteada. Oraciones como el acto de contrición o la comunión espiritual incluyen por ello el deseo de recibir sacramentalmente el perdón de Dios en la confesión y el Cuerpo de Cristo en la comunión eucarística.
2. Este deseo, sin embargo, puede no ser realizable en determinadas circunstancias. En la actualidad, nuestro Obispo, el cardenal Osoro, ha establecido que nuestra diócesis no se celebre públicamente la Eucaristía, por unas razones que están al alcance de todos: las limitaciones que impone el Estado de alarma no pueden considerarse en su conjunto una arbitrariedad y están al servicio de evitar un mal terrible como es la propagación de un virus que tanta muerte y dolor está causando en tantísimas personas y familias. Se trata, pues, de una decisión prudente —la de suprimir la celebración pública de la Misa— y realizada por quien ha recibido de Cristo la misión de apacentar y cuidar a los católicos que vivimos en la diócesis de Madrid.
3. Por tanto, de la suspensión de la celebración pública de la Eucaristía no puede deducirse que los pastores estén privando voluntariamente a los fieles de algo que necesitan ni que estén haciendo una dejación de funciones. Es cierto que el vídeo en ningún momento acusa de esto, pero podría prestarse a una errónea interpretación. El testimonio heroico de tantos sacerdotes en la atención a los enfermos y a los pobres y la creatividad de tantos otros para evangelizar y hacerse presentes a través de los distintos medios dan fe de la presencia de los pastores acompañando a los fieles.
4. Consideramos nuestra obligación recordaros que la vida de fe hay que hacerla en comunión con el obispo de cada diócesis. Por supuesto, las sugerencias para celebrar la Santa Misa que se hacen en algunos vídeos son una aportación positiva para que cuando llegue el momento en que se pueda recuperar la celebración con pueblo lo hagamos del mejor modo posible.
5. Os invitamos a seguir pidiendo al Señor el cese de la epidemia y que todos, en este tiempo de ayuno eucarístico -como tantas veces ha sucedido en la historia de la Iglesia- salgamos fortalecidos en nuestra fe.